Una casa sin objetos da una impresión de vacío, de tristeza, de impersonalidad. Ni tanto, ni tan poco. Evite la acumulación, pero también la desnudez excesiva. Hay que aprender a elegir los objetos y a colocarlos; su volumen, su color, su estilo, forman parte de la estructura global de sus habitaciones. Un objeto mal elegido puede afear un hermoso mueble, del mismo modo que un cuadro mal colocado desequilibra la composición de un lienzo de pared.
Escoja formas sencillas, materiales naturales. Prefiera la madera, el cuero, el mimbre, el gres, a los modelos de plástico que quieren imitarlos.
Los objetos útiles pueden ser muy decoratívos: sus formas, funcionales, bien adaptadas a su empleo; un material escogido los embellece. Cuando vaya de vacaciones, no se vuelva con el recuerdo turístico; al contrario, sepa encontrar la verdadera producción regional... (alfarería, cestería, madera labrada). Descubra en la tienda del chamarilero, en el sótano, en el desván, el objeto curioso: botellas viejas, platos, palmatorias, vasijas, cobres. En cuanto a los grabados y dibujos, rechace los horrendos "cromos"; elija reproducciones de obras de maestros; las hay excelentes. No olvide que puede encontrar muy bellos grabados en galerías de arte.
Coloque bien las cosas:
1. No coloque sistemáticamente el cuadro o el grabado en el eje central de un mueble con un jarrón u otro objeto a cada lado. Aisle el cuadro o el grabado y coloque los objetos al otro extremo a fin de equilibrar la composición.
2. No coloque los grabados escalonados, sino siguiendo la misma línea.
3. Los cuadros o grabados colgados al azar, invaden toda la pared, sin dejar descansar la vista. Colóquelos agrupados, encima del mueble bajo, prolongación del diván.
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